El Arte de Saber Escuchar

Saber escuchar, conversación entre amigos

El que sólo se escucha a sí mismo, el que sólo aprecia sus propias ideas y se siente atraído por el sonido de su propia voz, el que no concede importancia a la existencia de otras personas y las usa apenas como pantalla para reflejar sus palabras, jamás podrá conversar, ni entablar una saludable relación humana.

Hay que sabe escuchar. No hace falta ser mudo ni retraído, sino hacer gala de esa facultad exquisita del que toma en consideración al que tiene delante, al que busca una relación tanto como la busca uno mismo.

Escuchar es un arte: requiere prestar atención, valorar lo que los otros nos dicen, entender por qué nos dicen las cosas que nos dicen, leer en los ojos del que habla tanto como se escuchan sus palabras, colaborar en silencio con gestos que indiquen nuestra activa participación en el diálogo.

Escuchar es poder comparar con lo que nosotros pensamos y tener la oportunidad de calibrar, tras esa comparación, el peso de nuestros pensamientos.

Escuchar es saber intervenir en el momento oportuno, sin interrumpir bruscamente y sin pasar por alto lo que el otro está diciendo. Es responder partiendo de aquello que nos han dicho y formar un hilo inteligente, para que la conversación tenga un sentido, es decir, un principio, un medio y un final.

Escuchar es comprender y comprendernos...

El que es capaz de conversar, alternando ingeniosamente sus intervenciones con la de los demás, el que escucha otra tanto o más que a sí mismo, sabe recoger tesoros en todos los rincones y de todos los minutos de la vida. Desarrolla la observación, la paciencia, el respeto y la capacidad de pensar

Saber escuchar es la mejor manera de saber hablar.

Delia Steinberg Guzmán
Directora Internacional de Nueva Acrópolis

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