Cuántas selfies necesitas para conocerte a ti mismo

Selfies y el conócete a ti mismo. Filosofía


A finales de marzo de 2019, en Instagram se encuentran más de 387,976,642 fotograf
ías con el hashtag #me, más de 384,858,117 fotografías con el hashtag #selfie y más de 8,344,343 fotografías con el hashtag #yo; ello nos da una idea de cómo la captura de selfies se ha vuelto tan popular.

Algunos especialistas como Carole Lieberman y Massimo Recalcati, afirman que el fenómeno de las selfies está relacionado con la tendencia al narcisismo. Para Lieberman: "Mediante estas fotos expresamos una necesidad desesperada de gritar y de decir: ¡Miradme!", mientras que para Massimo Recalcati "El mundo sirve como decorado de una inyección narcisista que lleva a cabo un sujeto que se siente insignificante".

Por otro lado, Giuliana Mazzoni, profesora de psicología de la Universidad de Hull en Inglaterra, menciona que "el hábito de fotografiar sin parar tiene serias consecuencias en nuestra capacidad de recordar e incluso puede crear un conflicto de identidad". Mazzoni trae a colación un estudio de 2018 donde el tomar fotos de un evento en lugar de estar inmersos en la experiencia del momento, lleva a un recuerdo más pobre de la situación. A excepción de un fotógrafo profesional, quien sí se concentra en los detalles del acontecimiento.

Otros afirman que algunas personas pueden mostrar trastornos en su personalidad, ya que tendemos a adoptar falsas posturas al tomar una selfie. Interrumpimos un suceso y decimos: ¡Selfie!, cambiamos el rostro, adoptamos posturas y sonreímos muchas veces falsamente. Cosa que para algunos investigadores es tema de preocupación, como también la toma constante de fotografías a los niños en sus diferentes actividades por parte de sus padres... ¿Qué tanto puede verse afectada su personalidad a lo largo del tiempo?

Como factor común podemos encontrar: Soledad, vacío, sed de protagonismo, necesidad de aceptación (querer vernos encantadores, necesito tu Like!); pero también las selfies pueden servir para crear una imagen, como forma de comunicación e interacción con un público, dejar un registro visual de un momento... y es que en todas las culturas, aunque no existieran las selfies, había una necesidad de dejar registros de los sucesos importantes y nos vemos en la pregunta ¿Vivir o narrar?

Sin duda alguna, debe haber un equilibrio entre vivir y narrar, ambas son importantes. Narrar es importante porque deja un legado para la posteridad, a veces con una intencionalidad histórica muy marcada. Pero lo que hoy atrae nuestra atención, es cómo el fenómeno de las selfies puede estar ligado al vacío interior.

En esta oportunidad utilizaré la clave que Helena P. Blavatsky plasma en su magistral obra "La Voz del Silencio": Los 3 vestíbulos de la sabiduría: "Ignorancia, Instrucción y Sabiduría" los cuales sin duda son de mucha importancia para solventar ese vacío interior y alcanzar la plenitud, armonía y felicidad.



Según la "La Voz del Silencio" el primer vestíbulo es la "Ignorancia", pero ¿Cómo podemos saber que estamos en este estadío?

Algunos síntomas:
  • Cuando vivimos por debajo de nuestras posibilidades.
  • Cuando iniciamos algún proyecto, a veces a sabiendas que es importante y no lo terminamos.
  • Cuando tenemos las energías y potencialidad para realizar algo y no lo hacemos.
  • Cuando no cultivamos una relación: de pareja, amistad, laboral, familiar.
  • Cuando nos justificamos para no exigirnos en demasía y nos dejamos llevar por la inercia.
Normalmente, en esta etapa nos dejamos ir por nuestra propia percepción de sí mismos y solemos no pedir ayuda para afrontar las diferentes situaciones de la vida.

En la "La Voz del Silencio" encontramos una frase que ilustra muy bien esta etapa: "Si quieres cruzar seguro el Primer Vestíbulo, no dejes que tu mente confunda el brillo de las pasiones que allí arden con la Luz del Sol de la Vida"... Se vuelve tan seductor mantenernos en el status quo, en la comodidad, en ese estado de no exigencia para dar lo mejor de nosotros. Salir de este estadío requiere dejar el conformismo y lanzarnos a la aventura de crecer.

El segundo vestíbulo "Instrucción", alude a querer ser mejor y buscar ayuda. A veces la podemos encontrar en libros, conversaciones con alguien de mayor experiencia, etc. El peligro de este vestíbulo es caer en el intelectualismo.

Algunas veces ha llegado a apasionarnos tanto un tema, que nos leemos libros de diferentes autores al respecto, o si algún autor cautivó nuestra atención o está de moda, nos leemos toda la colección de sus libros ¡Nos volvemos consumistas a nivel intelectual!, pero... ¿Cuánto de lo que ahí encontramos hemos aplicado a nuestra vida?

"La Voz del Silencio" hace una advertencia al respecto: "Si pretendes cruzar sano y salvo el segundo, no te detengas a aspirar el aletargador perfume de las flores, los sabios no se detienen jamás en los jardines de recreo de los sentidos", "Este vestíbulo, tan peligroso en su pérfida belleza, es necesario sólo para tu prueba, cuidado Lanú (discípulo), no sea que, deslumbrada por el resplandor ilusorio, se detenga tu alma, y en su engañosa luz quede presa" y vaya que a veces nos cautivamos en esta etapa y quedamos atrapados en el sensacionalismo, nos maravillamos de la cantidad de conocimiento desconocido, pero en realidad, esta etapa exige de nosotros el atrevernos a asumir, afrontar las pruebas de la vida y ACCIONAR.

La aceptación de las pruebas conlleva llevar la atención hacia nuestros miedos y múltiples "Yoes", de los cuales tenemos que aprender a desidentificarnos. Cada uno de nuestros "yoes" tiene marcados en nuestro cerebro sus propios circuitos, se sintonizan con ciertas emociones, reflejan ciertas posturas corporales y su propio repertorio de pensamientos y justificaciones. Quien llega a armonizarse es quien acepta todo eso que lleva dentro, lo integra, pero no se identifica con ninguno de ellos.

Quien se armoniza decide escuchar y darle espacio a cada emoción, a cada pensamiento y le escucha. Escucha para ejercer su atención y aprender qué necesidad está detrás, la evalúa y actúa en consecuencia.

Rumi, el famoso poeta persa, lo dijo de esta manera:

El ser humano es una casa de huéspedes
Cada mañana un nuevo recién llegado
Una alegría, una tristeza, una maldad
cierta conciencia momentánea llega
como un visitante inesperado.

¡Dales la bienvenida y recíbelos a todos!
Incluso si fueran una muchedumbre de lamentos,
que vacían tu casa con violencia
Aún así, trata a cada huésped con honor
puede estar creándote el espacio
para un nuevo deleite

Al pensamiento oscuro, a la vergüenza, a la malicia
recíbelos en la puerta riendo
e invítalos a entrar

Sé agradecido con quien quiera que venga
porque cada uno ha sido enviado
como un guía del más allá


Aristóteles habló de lo mismo con sus 3 grados del saber: Empeiría (Experiencia), Tekné (Técnica y Arte) y Sophia (Sabiduría). Para Aristóteles, la primera etapa implica ir aprendiendo a prueba y error, aprender de los golpes de la vida. La segunda implica identificar las técnicas para afrontar las diferentes situaciones, se han logrado determinar las leyes implícitas y al manejarlas se desenvuelven en Arte. Lo escuchamos en un dicho famoso: "El que sabe se divierte"

Tanto Helena P. Blavatsky como Aristóteles coinciden también en que la última etapa consiste en la Sabiduría, en esta etapa ya se sabe "HACER", pero también se sabe "SER", o sea que a través de la acción se logra transformar al ser humano, elevarlo a sus más altas dimensiones, a lograr su plenitud y armonía.

Podemos encontrar personas que son muy diestras y doctas, pero no son felices. La acción y el trabajo deben ser para el ser humano la vía de autoconocimiento, su vía de transformación, y si es así ¿Por qué no estar felices?

Por ello, en la antigüedad este proceso necesitaba de escuelas filosóficas, como la de Pitágoras o la Academia de Platón. El gran Arte de cultivarse a sí mismo y llegar a la armonía puede realizarse acompañado, porque hay otros que ya han transitado esos caminos que para otros son desconocidos, por eso existían maestros y discípulos quienes en su maravillosa relación realizaban este proceso de aprendizaje y autoconocimiento.

Atrevámonos a realizar este viaje, ya otros tuvieron las mismas dudas, el camino aunque no lo creas ya es muy conocido y muchos personajes han dejado sus huellas y mapas. Por tanto, realizando ese proceso de autoconocimiento podemos reflejar en una fotografía algo más que una apariencia, una profundidad de vida interior y plenitud.

Fotografía del Conversatorio: ¿Cuántas selfies necesitas para conocerte a ti mismo?
Fotografía del Conversatorio: ¿Cuántas selfies necesitas para conocerte a ti mismo?

Fotografía del Conversatorio: ¿Cuántas selfies necesitas para conocerte a ti mismo?
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Marco Cáder
Instructor de Nueva Acrópolis Santa Ana

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