Fue una mañana llena de buena vibra, risas, comida deliciosa y mucho espíritu navideño. Además del almuerzo, celebramos los cumpleaños de diciembre, cantamos villancicos (sí, con todo y sentimiento), y cerramos con la clásica y esperada partida de pastel.
Más que una actividad, fue una oportunidad para convivir, agradecer por lo vivido durante el año y seguir fortaleciendo esa comunidad tan especial que somos en Nueva Acrópolis. Ver a los amigos reunidos, compartir anécdotas, cantar juntos y simplemente disfrutar el momento fue el verdadero regalo de la jornada.
Gracias a todos los que estuvieron presentes y a quienes pusieron su energía para que todo saliera tan bonito.
Nos vemos en las próximas actividades... ¡y que nunca falte la alegría de hacer cosas juntos!